Hasta nuevo aviso...

Sufro escasez de creatividad literaria.

Se me agotaron las reservas... No llegan nuevas mercancías. Llegan sólo letras y alguna que otra frase, esperando ser ordenadas para formar un texto decente pero todas se quedan con las ganas...
Os pido que tengáis de esa paciencia que no yo tengo con las musas.
Intentaré amueblar mi cabeza lo antes posible para encontrar el orden correcto de las palabras y encajar frases acordes a la melodía...
Aunque quizás, la solución sea volver a poner todo patas arriba. 
Paciencia.

Marina Reche.

#015


Se aproxima el invierno, por no decir que ya está aquí.
Y a pesar del frío y del helor en mis huesos, no había sido consciente de ellos hasta que no le he visto, con las ropas cambiadas tocando una melodía capaz de parar los mecanismos del corazón.
Llega el frío, pero no ese frío que se soluciona con un pañuelo al cuello no, es más bien ese frío que me cala el alma, ese que apenas aprecio si tengo con quien compartir el invierno pero que ahora, al caminar sin tener a alguien que me de la mano, es más que un invierno, un jodido infierno que se alarga hasta dejarme hecha pedazos en un pequeño rincón, esperando a que me recomponga, sola, para volver a atacar como un ciclón.
Llega la soledad a las calles, el paisaje desértico a las playas, las lluvias, las orejas escondidas en gorros, y las mejores fotos.
Llega con todo ello; la melancolía, la tristeza continua, la carencia de sonrisas en el rostro de las personas que es tan difícil de remediar...
Que triste el invierno; momento de reflexión y de recogerme hasta nuevo aviso. Cuando el Sol me llame entonces, para salir a ver todas esas cosas que han ido cambiando mientras mantenía los ojos cerrados para no sentir dolor.
Llega el recordar personas que se fueron, abrazar y dar calor a las que siguen conmigo, hacer lo posible por volver a ver a aquellas que están lejos pero siempre presentes, y cumplir las promesas que hice para romper distancias y llenar álbumes de recuerdos.
Es ahora cuando siento que el tiempo se nos va de las manos, puesto que el Sol en esta época del año pierde la batalla de horas contra la Luna. Y basta que haya la más mínima distancia con las personas cercanas, para entrar en un pozo sin fondo en el que pierdo todas las agujas, y no puedo explotar esa jodida burbuja que apesta en la que me encuentro.
Parece que sí, que ha llegado.
Así que, querido invierno,
compensame con chocolate caliente y un gato.

Marina Reche.

#014

He agotado la paciencia, que era lo único que me quedaba.

Voy a coger un megáfono interno y voy a gritarle a mi cuerpo que ya está bien de gilipolleces, que saque la fuerza del cajón y se recomponga, que ya es hora de salir a respirar aire fresco y conocer nuevos olores, de esos que te transportan al inhalarlos con los ojos cerrados. Que ya es hora de recordar como caminar y disfrutar de cada uno de los paso al mirar, y alzar la vista al cielo.
Voy a necesitar un litro de mimos renovados y desconocidos para limpiar mi corazón infectado, y un puñado de desafilados y suaves abrazos que cosan las heridas que has ido dejando...
No te estoy culpando, pues he sido yo la que como una idiota, ha ido intoxicándose de un adiós que debería haberse quedado en el pasado y que he ido arrastrando día tras día al presente.
Voy a hacer una cosa más; voy a colgar un cartel que diga, que busco a un voluntario que quiera arriesgarse a adentrarse en este corazón.
¿Algún ser valiente?
Me rio, pues no voy a encontrar voluntario que se salve antes de ser contagiado, como ya ha ido pasando.
Porque no voy a curarme si no es con tu regreso, con tus abrazos, tus palabras, tus caricias...
Y si se cierra; si algún día se cierra este desgarro por cual me desangro, quedará una cicatriz con tu nombre que al acariciarla, desprenda tu olor y con él, traerá tu sonrisa a mi memoria haciendo que asomen mis dientes entre mis labios.
Por eso no voy a olvidarte,
porque conocer, es recordar.

Marina Reche.

#013


El corazón volvió a ganar.
Ha vuelto a coronarse y eso implica desgarrar por la espalda, todos y cada uno de mis órganos.
¿Te has dado cuenta? Éste siempre tiene el papel de bueno, pero cuando subconscientemente se junta con la mente (a la cual siempre se le ha considerado mala influencia), puede convertirse en el ser con menos escrúpulos de la existencia. Haciéndote sentir que la sangre ya no corre por tus venas; y puede, si se le antoja, quitarte, robarte, perderte la vida.
Y es que a veces es tan cruel...
que si juntáramos una mente encerrada en si misma y un corazón con emociones sin canalizar, sería el fin del mundo.
Está siendo mi fin del mundo...
He buscado hasta debajo del sofá pero mi vida no aparece. Mira a ver en tu mochila, que quizás te la llevaste en un descuido; como mi equilibrio, que también ha huido.
Vuelve, ven y tráeme un poco de cordura, a esta locura de vida -muerta-.
Tráeme las ganas, destroza mis sabanas, y que jueguen libres nuestras almas...
Pon orden con tu llegada y deja que esos sentimientos incrustados en lo más profundo huyan, que a pesar de ser los culpables de esta situación sentimental, están mejor sueltos, dispersos y perdidos. Haciendo desaparecer mi desequilibrio.

Marina Reche.

#012

Respira... -Me dices- respira ahora que tienes tiempo...
¿Pero qué voy a respirar si no tengo cerca su aliento?


Me da miedo,
Me da miedo llenar mis pulmones,
parar el tiempo,
y darme cuenta de lo que está ocurriendo
cuando expulse lentamente ese aire ahogado 
al que yo, inconscientemente 
dejo sin oxigeno.

Hoy, he venido a intentar respirar
a la orilla del mar,
para así por lo menos
coger ese aire con olor a sal que me calma,
pero que tanto me recuerda a él...

Estos 365 días se vuelven insoportables
y tan solo es el principio.
Por ello, no se si seguir echándole de menos
y así seguir creando mares de tinta derramada que solo hablen de él,
o si bloquearle en mi mente
pensando, muy ingenuamente
que ya no le echo de menos,
que ya ni le recuerdo...
Ninguna es buena solución,
Pues aparecerá cuando menos me lo espere,
siendo lo más inoportuno posible
y entonces, podrá ocurrir lo siguiente:


  • Que pasen los días y con ellos el tiempo, y que cuando llegue le haya escrito tanto que todo esté sólido en su sitio, y que por esa razón, le invite a un baño de espuma en este mar de tinta.

O que por lo contrario,

  • Me derrumbe, y viva sumergida en 365 días eternos, ahogándome en el mar de sus ojos, donde de forma invisible, sale la tinta de todos mis textos.

Marina Reche.

#011


Hoy no me salen las palabras, pero llevas rondándome todo el día en mis pensamientos y creo que hoy debería formar parte de uno de estos trescientos sesenta y cinco días.
Pensarte y escribirte se está haciendo rutinario. Creo que es de las pocas veces que la rutina no molesta. Aunque esta noche, me ha parecido escuchar a mi corazón decir, que ya no puede más, que está cansado de sufrir; y por primera vez, es el único sabio de la situación.
Me gustaría salir corriendo a buscarte hasta Madrid y decirte, cuando te tenga en frente, que quiero seguir compartiendo la vida contigo, que a tu lado encontré la felicidad, que me esperes, que me esperes hasta que consiga volver a estar cerca de ti...
Me gustaría decirte, y que supieras, que haría todo lo posible por reducir a lo más mínimo todo el tiempo de espera y que mientras tanto, te estaría escribiendo como hago ahora, pero sin la jodida y profunda tristeza que me invade.
Es cierto que saldría corriendo, pero el miedo es mi mayor impedimento. Por eso aquí sigo, escribiendo en el mismo sitio de siempre, como escape de esta situación que me consume, sin moverme, sin salir corriendo a buscarte, sin que sepas,
cuanto te echo de menos.

Marina Reche.