#022


A veces entra el miedo,
sintiendo que quizás
sea la única idiota de los dos.
La idiota que todavía recuerda cómo le duele
la idiota que como le duele,
todavía recuerda.

A veces entra la duda,
pensando que quizás
solo soy para ti,
olvido en puro estado.
Pero por mi parte que no olvida,
-aunque duela-
te diré de nuevo que:

Te echo de menos cuando sube la marea
y no te encuentro entre la espuma blanca.
Miro al cielo cuando oscurece 
y constelaciones dibujan tu sonrisa.
Cada estrella es cada uno de los besos que no nos dimos
y acabaron en el aire,
y no sabes que
cuando la manta que cubre la tierra se llena de farolillos de deseo
me llega, sin quererlo, 
el sabor de tu boca a mi boca.
Hablar contigo me remueve.
Tiene la distancia un sabor amargo 
y me dan arcadas.
Pensaba que todo estaba ya en orden,
pero que ingenua,
el viento siempre será viento
y los huracanes siempre arrasarán con todo.

Eso eres tú,
un huracán que arranca los descosidos del corazón,
un vaivén de agridulces recuerdos,
un puñado de números seguidos
de la palabra quilómetros.

Eres un suspiro dentro del pecho,
eres ojos que ahogan,
lágrimas que se guardan,
y penas que se cuentan
cuando llevas dos copas de más en los latidos.

(Eso eres tú.)

Etna Suárez.

#021


Tres velas. Sólo tres velas iluminan las alborotadas ideas que ya no fluyen.
La obligación y la presión de una individual audiencia hace que sople en mi azotea, el mismo aire que sopla fuera.
Y se despeinan las palabras.
Lo detesto pero es cierto. Estoy dejando pasar el tiempo hasta que considere que ha llegado la hora de enredarse entre las sábanas y mientras tanto, con un poco de suerte, puedo dejar ordenados algunos pensamientos.

Ayer le vi guardarse las lágrimas.
Ayer le vi guardarse las lágrimas y aquello que bombeaba sangre inició la cuenta atrás y estalló.
Me recordó a esas películas con silencios solitarios donde echarse a llover. Tenerlo tan cerca dolió.
Pensé que en cuanto me fuera volvería a estar sola frente a ese silencio. Y le abracé. Le abracé tan fuerte como para hacerme entender sin mediar palabra.
Estoy aquí. Se fuerte. Sé como estás por dentro. Rota. Perdida tras la pérdida. No sonrías si no tienes fuerzas, que los dientes falsos desgarran. Estoy aquí. Te quiero. No diré nada. Ven. Abrázame.
No mencioné nada. Le abracé antes de irme y no volverla a ver hasta dentro de demasiado tiempo. No quería soltarme y yo tampoco era partidaria. Alargué los minutos pero tenía que marchar y cuando salí por la puerta, escuché  su  llanto  interno.

Etna Suárez.