#050

He vuelto al blanco y negro. He perdido la risa. A mi mirada le faltan estrellas y siento la necesidad de huir. Pero no sé de qué, de quien, o de dónde.
Necesito irme por un tiempo, y a veces los vuelos más baratos -y no por ello de menor valor-, se encuentran entre los brazos de alguien y no hay ni que moverse del sitio para viajar. Pero necesito buscarle nombre a ese algo que me sobra o me falta y no hay brazos que me acojan el tiempo suficiente. Así que me voy. Y creo que durante ese tiempo, voy a intentar no saber nada de quién no esté delante mía. Voy a crear distancias. Que con tanta tecnología no sabemos qué es eso.
Cuando vuelva veré lo que me encuentro.
Supongo que lo que perdure, mereceré tenerlo.
Juro que voy a intentar llenarme los pulmones de aire y el alma de colores. Necesito encontrarme y volver a sentir que me elevo al caminar, sonreír por el simple hecho de estar viva cada día que pasa, morirme de ganas de hacer vivir a quienes me importan... Quiero ser algo así como un terremoto que arrasa con los problemas y tristezas... Que se los lleva y hace que no vuelvan...
Necesito ser todo eso de puertas hacia fuera pero también de puertas hacia dentro. Y ahí está el problema. 
Que me entra el miedo al meter la llave en la cerradura que da al interior, y descubrir que me han desvalijado. Miedo a que no me agrade lo que encuentro. Que no me agrade encontrarme. Que no me agrade yo. Y tener que renovarme entera... 
Que la vida nos lleva, y yo ahora mismo, no se hacía dónde me dirijo. 
Voy a darme por perdida. No me busquéis. Vuelvo en 7 días. Cuelgo el cartel de "he salido a buscarme, vuelvo enseguida".
Así que quien quiera, que después cuelgue el cartel de bienvenida.

Etna Suárez.

#049


Quiero colgarme girasoles en el pelo
hasta que el sol aparezca de nuevo por mi cabeza.
Dejar florecer todo mi cuerpo
y ser más primavera que nunca.

Ser un jodido jardín.

Tener una rosa entre las piernas.
La fragancia nocturna del jazmín
que me impregna por la calle
a las dos de la mañana
cuando vuelvo a casa.

Tener margaritas en los pechos,
vestir faldas de amapola,
teñirme la mirada de anémonas,
y soltar deseos por la boca
entre dientes de león.

Tener raíces cambiantes
y la simetría y geometría perfecta
de una dahlia en el ombligo.
Ser primavera constante
y no temerle al invierno.

Tener la certeza de que
si aparece persona fría
el calor de los girasoles en mi pelo
llegara hasta las ramas de mis brazos
para abrazar y hacer florecer.

Seguir amando
las fotos en blanco y negro
pero esta vez,
teniendo la vida pintada
de mil colores diferentes.

Poder mirarlas
y colorear los recuerdos que traigan
con la variedad que encuentre
en el circulo cromático
que será mi cuerpo.

Y nunca más temerme,
y quererme siempre,
siempre,
hasta en el más duro de los otoños,
hasta en el más frío de los inviernos.

Colgarme las veces que haga falta
girasoles en el pelo.
Dejar salir al sol por mi cabeza
y florecer.
Eso quiero.


Etna Suárez.





#048


A Christian, 
por ser haber sido
la mirada más triste 
que he visto hasta el momento.

Me cautivó su mirada triste y descubrí en ella 
que el sentido de la vida consistía en no perder jamás 
ese brillo en los ojos, con el que nacemos. 
Y entendí que para ello, 
había que rodearse de personas brillantes
de personas con luz... 
Y caí, en que ahora se encontraba allí abajo
porque en algún momento 
dejó de brillar con la mirada
y posiblemente tropezó.
Todos necesitamos luces en el camino
pero quien cae, necesita manos extendidas
que le alumbren.
Y a mí me encantaría decirle...
"Necesitas más de dos manos 
para salir, pero por lo pronto 
tienes las mías, bien extendidas
restándole porcentaje de imposible a la subida,
conmigo esperando en la salida, 
para besarte los ojos cerrados 
y que los abras para volver a caminar. 
Pero por favor no me hagas tropezar
no me lleves a las profundidades 
que prefiero ser tu luz y hacernos brillar
antes que apagarme contigo".
Me encantaría decirle... 
Pero no le digo.

Etna Suárez