He vuelto al blanco y negro. He perdido la risa. A mi mirada le faltan estrellas y siento la necesidad de huir. Pero no sé de qué, de quien, o de dónde.
Necesito irme por un tiempo, y a veces los vuelos más baratos -y no por ello de menor valor-, se encuentran entre los brazos de alguien y no hay ni que moverse del sitio para viajar. Pero necesito buscarle nombre a ese algo que me sobra o me falta y no hay brazos que me acojan el tiempo suficiente. Así que me voy. Y creo que durante ese tiempo, voy a intentar no saber nada de quién no esté delante mía. Voy a crear distancias. Que con tanta tecnología no sabemos qué es eso.
Cuando vuelva veré lo que me encuentro.
Supongo que lo que perdure, mereceré tenerlo.
Juro que voy a intentar llenarme los pulmones de aire y el alma de colores. Necesito encontrarme y volver a sentir que me elevo al caminar, sonreír por el simple hecho de estar viva cada día que pasa, morirme de ganas de hacer vivir a quienes me importan... Quiero ser algo así como un terremoto que arrasa con los problemas y tristezas... Que se los lleva y hace que no vuelvan...
Necesito ser todo eso de puertas hacia fuera pero también de puertas hacia dentro. Y ahí está el problema.
Que me entra el miedo al meter la llave en la cerradura que da al interior, y descubrir que me han desvalijado. Miedo a que no me agrade lo que encuentro. Que no me agrade encontrarme. Que no me agrade yo. Y tener que renovarme entera...
Que la vida nos lleva, y yo ahora mismo, no se hacía dónde me dirijo.
Voy a darme por perdida. No me busquéis. Vuelvo en 7 días. Cuelgo el cartel de "he salido a buscarme, vuelvo enseguida".
Así que quien quiera, que después cuelgue el cartel de bienvenida.
Etna Suárez.